En modo vacaciones
Uno es mortal y también tiene derecho a llegar al estado natural de las personas humanas que tienen vacaciones. Desde hace años no las ansiaba tanto. Estoy como Pedro Sánchez, que no sé lo que va a pasar desde hace meses. Y lo que te rondaré, morena. Aquí nadie da un paso, porque el contrario nos puede pillar desprevenidos. Moverse, lo que se dice moverse, sólo avanzan un poco las estrellas de los diferentes Sálvame, porque con las conexiones con Cantora y los reencuentros amargos de amistades pasadas y vueltas a empezar, nos enfrentamos a un bucle que amenaza con no dejar títere con cabeza.
Es el momento de los segundos de a bordo. Las estrellas de la radio y la televisión andan de vacaciones y su lugar lo ocupan los aspirantes a convertirse algún día en las figuras a las que suplen en el estío. Los supermercados de la costa están repletos de legiones de jóvenes reponedores e inexpertas cajeras en busca de una oportunidad para alcanzar la cima del mileurismo y poder pasar el invierno, cual oso hibernando en las profundidades de un bosque de asfalto precario. Las brigadas de limpieza cambian sacos y sacos de desperdicios que transportamos a diario a las playas, con el ansia de pillar cacho de arena, pellizco de sol, bronceado de urgencia y selfie con contraste del atardecer con reflejo del agua.